martes, 25 de mayo de 2010

Los Boliches del Bajo

Como has cambiado Montevideo, como dice el Tango, - "parece que fue ayer" pero el correr del tiempo es inexorable.
A los que peinamos canas todo nos parece que fue ayer, pero el actual entorno montevideano nos hace ver otra realidad.
Ya no están los canillitas pregonando "Acción, Plata y Diarioooo", ni el Aclo de plataforma invitando al viajero rezagado a subir en cualquier esquina aún sin detener éste la marcha.
Que lindo era ir con la novia o con amigos los Domingos por la tarde a comerse un "Emperador de Jamón y Queso" con una "Soda Scream" en la Vascongada, después de salir del Metro o el Luxor. Quién no recuerda al mirador del Palacio Salvo, quién de esa época no subió un Domingo cualquiera solo o acompañado y disfrutó de una vista majestuosa de la ciudad de Montevideo, tomando después un cafecito en el Sorocabana de planta baja.
Y todo eso ocurría cuando en la Pasiva de la Plaza Independencia se disfrutaba de los "Franfurters" y las "Lisas", sin que hubieran incursionado aún los "Panchos" producto de la transculturización "Porteña" que sin ningún pudor nos hizo rebautizar a la Salchicha alemana. Estos recuerdos, seguramente muy lejanos para los mas jóvenes, pero cercanos para los más viejos, parecería no tener mucho que ver, con lo que reza el título de este artículo, pero aún pareciendo incoherente, sí está relacionado.
No se puede desligar de nuestro recuerdo toda la escenografía de nuestra ciudad en esa época, y los Boliches del "Bajo" son parte de ese escenario. Retomando el relato de las costumbres citadinas de ese tiempo, debemos recordar que para la mayoría de los transeúntes sabatinos, (parejas de novios o esposos) que paseaban por 18 de Julio con sus mejores "Pilchas" desde Ejido hasta Andes mirando vidrieras, pasaban totalmente desapercibidos una "legión" de "Mozos" ," Purretes" y Jovatos" que traspasaban los límites de la Plaza Independencia y desaparecían como por encanto.Es que más allá de esa frontera, entre las luces de Neón y la música estridente de las Rockolas, atractivas "Féminas" cigarro en mano, invitaban a los solitarios caballeros que como al "descuido" transitaban por las gastadas veredas de Juan Carlos Gómez, (la vedette) de las calles del "Bajo", y... que por no dejar entablaban un diálogo callejero que terminaría sin apuro dentro del "Boliche" donde labura la "Mina".
En esas calles del "Bajo" tuvieron momentos de esplendor y deslumbraron con un raro encanto , Boliches, Boites Whiskerías y Cabaret que llenaron toda una época, y así convivian en la noche montevideana, El Moulin Rouge, Universal, Tropical, El Mago y otros tantos establecimientos que al cambiar de regente también cambiaban de nombre.
Si bien es cierto que, como todo ambiente nocturno de esas características donde el Licor juega un papel preponderante, no había fin de semana sin alguna gresca o trifulca generalizada, pero todo se arreglaba a las trompadas y rara vez la noticia era reseñada en la prensa. Hoy el "Bajo" es solo un recuerdo, pero a pesar de todo lo malo que en él pudo haber ocurrido, Evocando un decir popular, éste, "sería un nene de pecho" comparado con lo que sucede actualmente a plena luz del día en cualquier lugar de nuestro querido Montevideo.